Reflexión: Si la tristeza se acerca a ti …

Sabiduría. Escuela de las emociones

Uno de los males endémicos, en lo que al mundo de las emociones se refiere, es el hábito que muchas personas tienen de reprimir las emociones. Es posible que la tristeza, junto a la ira, sea la emoción que más lo ha sufrido.

Culturalmente la tristeza se ha relacionado con la debilidad y en un mundo tan competitivo donde la imagen de fortaleza es alabada continuamente parece como si este noble sentimiento no tuviera cabida. Esto ocurre aún con más intensidad en el sector masculino pues, si hay algo que aún ha acentuado más la imagen de debilidad de la tristeza ha sido el alinearla con el sexo femenino bajo el prejuicio del “sexo débil”.

Sin embargo, necesitamos cambiar nuestro concepto sobre las llamadas “emociones negativas”, aquellas emociones que no nos gustan. No existen las emociones negativas como tales, las emociones son adaptativas y simplemente aparecen para cumplir una misión concreta. La ira, por ejemplo, nos da las fuerzas para luchar por la vindicación de una injusticia, sea personal o ajena, o el miedo nos pone en estado de alerta y nos prepara para huir o enfrentar un peligro. Entonces, ¿cuál es pues la función de la tristeza?

La tristeza es la emoción que nos empuja al recogimiento, a la introspección. La tristeza es un apoyo a la hora de procesar una situación que hemos vivido y que ha sido dolorosa por el motiva que sea (una pérdida, un fracaso, una equivocación, un no logro de una meta, etc.). La introspección a la que nos lleva la tristeza puntual es uno de los mejores caminos para mejorar en nuestro autoconocimiento y para replantearnos posturas vitales, o sea: un camino directo hacia el crecimiento personal.

Un saludo

Jonathan Secanella
Coach y formador

 

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