¿Quiénes son más egoístas, los niños
o los adultos?

[frame_left]info03[/frame_left]

El “egoísmo” es un tema muy recurrido al hablar de los niños. Todos somos conscientes de que la empatía no es una de las características que definirían a un niño de pocos años de edad. Sin embargo, también decimos lo mismo cuando hablamos sobre el comportamiento de muchos adultos. Parece ser como si con los años la esencia egoísta del niño no hubiera cambiado nada, sólo hubiera mutado en otras formas de manifestarse. Y es entonces es cuando nos surge la pregunta: ¿quiénes son –generalizando- más egoístas, los niños o los adultos?
[blockquote]En este caso la respuesta es muy clara: los adultos. ¿Por qué? Porque los niños no son egoístas sino “egocéntricos”. Esa es la gran diferencia que no solemos apreciar.[/blockquote]
Egoísmo está relacionado con un criterio moral y egocentrismo con la madurez psicológica. Un niño no puede ser egoísta, pues su criterio moral no empieza a desarrollarse antes de los 6, 7 u 8 años (dependiendo del niño), y es un proceso psicológico que tarda varios años. Egoísmo tiene que ver con la actitud de hacer las cosas pensando únicamente en el interés propio.

Sin embargo, egocentrismo es la característica de la persona que cree que él es el “centro del universo”. Los niños son egocéntricos porque creen que todo gira alrededor de ellos. Si algo bueno ocurre en la familia (p. ej. el papá llega cantando porque le han aumentado el sueldo) el niño se pone contento porque, sin entender el porqué, se siente el centro de ese ambiente, como si él fuera de algún modo el responsable o tuviera algo que ver. Al mismo tiempo, una situación negativa (p. ej. el divorcio de los padres), no podrá evitar que el niño se sienta de algún modo culpable (por mucho que se le explique que él no tiene la culpa, siempre le quedará la sensación de que él “pinta algo, o bastante”; al fin y al cabo, “todo lo que hay a su alrededor: padres, amigos, familia, profes, giran alrededor de él, él es el protagonista”).

[frame_left]info02[/frame_left]

Desvelado el enigma de la pregunta que introducía este post, seguro que os ha surgido una nueva: los niños no pueden ser egoístas, pero, ¿y los adultos, pueden ser egocéntricos? Sí. De hecho, el egocentrismo de muchos adultos, de aquellos que se creen el centro del mundo, que creen que su opinión siempre es la mejor, que piensan que todos están pendientes de ellos (para bien o para mal), que si ellos no están presentes los demás se van a perder algo grande, etc., es síntoma de inmadurez psicológica.

Y ahora es cuando te han venido algunas caras conocidas a la mente. ¿Conoces a algún adulto que dé este perfil? Seguro que sí, pero por favor, desde luego este post no es el sitio para que nos digas nombres ☺.[blockquote] Lo importante es que pongamos en marcha nuestra capacidad de autoconocimiento para chequear aquellos momentos que todos tenemos en los que aún vislumbramos, de alguno u otro modo, los retazos que aún nos quedan de ese egocentrismo infantil.[/blockquote]
Un saludo.

Si te ha gustado el artículo seguro que también te interesará: 5 consejos para evitar la transmisión de frustraciones a nuestro hijos, y, cómo no, será un placer el que lo puedas compartir en tus redes sociales para que otros se puedan beneficiar de él.

[hr]

Entradas más populares

[popular_posts num=»4″]

Esta entrada tiene 3 comentarios

Comentarios cerrados.