Mi hijo, las rabietas y Supernanny

[frame_left]Supernanny, rabietas[/frame_left]

Uno de los temas más recurridos cuando hablamos de la educación de nuestros hijos e hijas es el de las famosas rabietas. Sin darnos cuenta, nuestro encantador bebé ya tiene dos años y no sólo ha crecido a un ritmo vertiginoso sino que además se ha convertido en una especie de “monstruito” de doble personalidad porque ha entrado en la etapa de las rabietas y no sabemos cómo abordar esto. Quizá hemos oído que, a lo sumo, son un par de añitos, y que luego se pasa. Pero resulta que nuestro hijo/a ya tiene cinco, o seis, o siete… y sigue igual.

Y entonces es cuando aparece la franquicia de Supernanny. Vemos en televisión que es muy efectiva frente a niños ¡peores que el nuestro! y que la estrategia es algo tan “sencillo” como límites claros, no reforzar la conductas que no queremos (las rabietas en nuestro caso) no dándole atención al niño y reforzando las que sí con la consiguiente atención por nuestra parte.

Prácticamente estamos ya dispuestos a empezar a actuar así pero al informarnos un poco más nos encontramos que la web está llena de amantes y detractores por igual de Supernanny. Unos dicen que el modelo funciona y otros que, aunque funcione, no es sano emocionalmente para el niño negarle la atención de ese modo. ¿Qué hacemos entonces?

Mi respuesta está en que la clave es saber distinguir entre dos tipos de rabietas:

1. Por una parte las rabieta crónicas de los niños que en esencia lo que están haciendo es seguir la estrategia que han probado que les funciona para conseguir la atención de los padres (ésta atención ellos la interpretan emocionalmente como afecto y valoración, necesidades emocionales fundamentales en los niños). Estas primeras son las que se han o se están cronificando, las que suele abordar Supernanny.

2. Por otra parte estarían las rabietas de los niños que, queriendo conseguir algo (cosa que todo el mundo hacemos: querer conseguir cosas), al no tener los recursos cognitivos necesarios (de argumentación lógica, de autocontrol emocional, etc.), la frustración puntual que esto les provoca les lleva a “enrabietarse”. Estas rabietas son las que se dan puntualmente durante los primeros años de la infancia, pero sobre todo a los 2 y 3 años, la conocida como “primera adolescencia”.

Frente a las primeras la técnica de Supernanny es muy útil. El niño es el primero que quiere salir emocionalmente de es bucle pernicioso de las rabietas continuadas. Por ello, una técnica de línea conductista como ésta puede ser muy efectiva, sino la que más. Ahora bien, no nos quedemos con el cuento “a medias”. Supernanny, a la vez que ataja de raíz el problema de las rabietas encarga a los padres el pasar tiempo de calidad con los hijos (ir al parque a menudo, jugar sólo con ellos un rato cada día, cenar con ellos sin televisión y centrando la conversación en ellos y sus cosas, etc.). ¿Por qué? Porque la verdadera raíz del problema es sistémica,  está relacionada con el sistema familiar y el no estar creando el marco afectivo (con tiempo de calidad y expresiones de afectividad sanas) y de seguridad (con límites claros) que el niño necesita.

En cuanto al segundo tipo, unas rabietas relativamente normales y lógicas a ciertas edades, el problema reside cuando queremos aplicar el método Supernanny sin más. En estos casos es cuando es perjudicial emocionalmente. Ante una rabieta normal de la edad, relacionada con la frustración, el modelo a seguir es el de la atención emocional. Básicamente tiene que ver con 1- atenderle y comprender su estado emocional, 2-razonar con él el hecho que ha provocado la rabieta, 3-llegar a un acuerdo (dentro de un marco que consideréis razonable como padres).

Un ejemplo que nos ayudaría a comprender este modelo podría ser el del niño de cuatro años que coge una rabieta porque no le hemos dejado comer un chuche antes de la cena. En primer lugar se le atendería y se empatizaría con él haciéndole comprender cuáles son sus emociones (ira, frustración, etc.) y que es lógico que las sienta al no poder hacer algo que le apetece. Luego, una vez calmado, se razonaría: por ejemplo, explicándole el por qué no se puede comer un chuche antes de la cena, se podría poner como modelo a los mayores (que se supone que no picamos antes de la cena, ¿verdad?), se le diría que a veces los mayores también nos enfadamos por cosas y es normal pero que no nos ponemos a gritar (porque se supone que los papás no nos gritamos en casa, ¿verdad?), etc. Y por último, ayuda mucho el negociar con él alguna solución (quizá un postre que le gusta si se come toda la cena), para que comprenda que conversando se consiguen más cosas que gritando, además de ir enseñándole valores que le servirán más pronto de lo que nos imaginamos.

Si eres padre o madre seguro que te has encontrado en alguna situación de este estilo. ¿Te animas a contarnos como lo afrontaste?

Un saludo.

Jonathan Secanella

 

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Esta entrada tiene 18 comentarios

    1. Marina

      Hola, gracias por tu trabajo, el punto más difícil para mí es poner Límites.
      La firmeza y suavidad es importante, pero lo que me pierdo en el momento de establecer los límites, por ejemplo para ir a dormir o de la rutina del día a día
      Además, su forma de defenderse es Gritar
      Un saludo

      1. Jonathan Secanella

        Hola Marina,

        Disculpa por no contestar antes, he estado desconectado de la página durante un tiempo. Esta semana estoy poniéndome al día.

        Gracias en primer lugar por tus palabras, es un placer para mí poder compartiros estos artículos.

        Sobre lo que me dices, los niños necesitan límites y rutinas, sin duda. Pero ¿a qué te refieres con que «me pierdo»? Si me especificas un poco más te podré contestar con más acierto. Si te refieres a que tu hijo se pone a gritar es algo normal, si estamos hablando de un niño de entre 2-4 años. La clave sería saber cómo gestionas eso. Más abajo le he escrito una respuesta a Sonia sobre sus dudas, léela por si te puede aportar algo y me dices, ¿ok?

        Un saludo.

        Jonathan

    1. Ángeles

      Buenas tardes! Me encantan tus propuestas para afrontar esta etapa… Yo soy otra madre mal acostumbrada por su mayor. Tiene 7 años ahora y es… un caramelito… Jamás ha tenido una rabieta, súper comprensivo, muy racional, la negociación siempre nos ha ido de maravilla, desde muy pequeño… Si le dices no, lo entiende a la primera, todo fenomenal… Siempre he pensado que es más debido a su carácter que fruto de nuestro trabajo como padres, porque es un regalito… Y ahora llega mi pequeño terremoto, 20 meses y desde hace 6 con el «no» a todo y por sistema… No a todo. No a jugar, a comer, a vestirse, a cambiarse el pañal.. No a recoger, ni a nada… No, no y no. No incluso a las cosas que son positivas para él, como por ejemplo jugar! A veces le vuelvo a hacer la propuesta porque sé que dice que no sin pensarlo y rectifica… pero la mayoría de las veces se instala en el no y ya te puedes poner como quieras que no. A mí a perseverancia no me gana nadie, pero qué difícil me lo pone a veces!

      Si le digo que no puede pintar en la trona y le doy su explicación oportuna «cariño, no puedes pintar aquí porque se mancha, puedes pintar en el folio que te ha dado mamá», allá que va él, a pintar en la trona y vale, lo entiendo, rebasa límites y a ver qué pasa. Le propongo limpiarlo y no, no, no y no. Le propongo limpiarlo juntos: cariño, mamá te ayuda y lo limpiamos juntos. «No», pero es que me mira fijamente y ha dicho que no y es que no! Me pide la cena que ya estaba en la mesa y le digo que cuando limpie la trona, mamá le da la cena… Y otra vez que no, y que no, y veinte veces que no. Y nada, yo insisto. ¿Quieres cenar? y él me dice: sí. Y le digo pues vamos a limpiar la trona juntos y podrás cenar. Y nada, que no hay manera. Que no, y así estamos diez minutos hasta que se le descruza el cable y decide limpiar la trona para poder cenar…

      Que yo incluso me río cuando es una vez, o dos, o tres, o cuatro… Pero cuando tardas diez minutos en hacer cualquier cosa con él, durante veinte veces al día, de verdad… desespera… Todo es una batalla, desde que abre los ojos hasta que los cierra… No a todo. Y, de vez en cuando, acompaña con rabieta en el suelo o lanzamiento de todo lo que tenga en la mano o encuentre a su paso…

      Entiendo que es una etapa, entiendo que es su carácter, pero no estoy acostumbrada y temo que sea por nuestra culpa. Que seamos nosotros quienes estamos haciendo algo mal, algo que despierta en él esas ganas de llevarnos la contraria, de llamar la atención, de yo qué sé!

      Me da miedo todo. Me da miedo que esto se prolongue, me da miedo que sea culpa nuestra, me da miedo incluso sentir que no lo quiero como a su hermano (sí, políticamente incorrecto decir esto, pero es que a veces lo siento así…). Miedo porque siento que cuando pierdo la paciencia y le grito o le doy en la mano (muy mal, lo sé) es un fracaso mío personal, como madre, como persona… como todo…

      Le sumamos altas capacidades de su hermano mayor. Es un adulto en miniatura, razona, responsable, muy inteligente, empático, comprensivo, sensible… Y me agobia pensar que al mayor le hemos dedicado más tiempo que al pequeño, más atención… pero no por nada… es porque ahora el tiempo es a repatir entre dos hermanos y por mucho que quiera, no es lo mismo… Y lo intento, pero no, nunca va a ser igual. Y me frustro… y me agobio, pero lo intento de nuevo cada día… Y en esas estamos…

      En fin, perdón por el tostón, toda aportación/idea/sugerencia… todo es bienvenido! Gracias

      1. Jonathan Secanella

        Hola Ángeles,

        En primer lugar te pido disculpas por el retraso en publicar tu comentario y por tanto en escribirte la contestación. Hemos estado como un mes con la web llena de virus que nos han causado problemas técnicos y no lo sabíamos. Ahora parece que ya está todo solucionado así que estamos retomando los temas pendientes como el tuyo. Normalmente, aunque podamos tardar, siempre contestamos vuestro comentarios.

        Sinceramente, mi primera y más fuerte impresión al leer tu comentario es que necesitas una dosis extra de asumir que tu situación es NORMAL. Y de que, por lo que cuentas, estoy convencido de que sois unos padres geniales!! 🙂

        Que vuestro hijo mayor os ha malacostumbrado, pue sí, es posible. Pues ahora toca desacostumbrarse a lo bueno, nada más, jeje. Cuanto más normalices la etapa de los “terrible two” mejor. Ah, y sí, esa etapa pasará. Cuanto más tranquilos estéis mejor, pues mantendréis mejor el control emocional y eso irá calando en vuestro hijo. Es cierto que está probando límites, y es cierto también que está siendo secuestrado de vez en cuando por sus emociones. Pero lo que también es cierto es que lo que él busca es un entorno que le ayude a comprenderse y le contagie a él emocionalmente y no sea él el que tome el control con sus ataques de ira momentáneos.

        Por lo que leo, en líneas generales lo estáis haciendo bien, ¿ok? Sólo te animo a que valores si no será posible que tu hijo pequeño tenga una necesidad especial de recibir atención. No porque lo estéis haciendo mal sino porque los niños tienen diferentes sensibilidades respecto a esta necesidad, y algunos lo necesitan más que otros (todos lo necesitan, desde luego, pero algunos de un modo especial). También es cierto que el lenguaje de dar y recibir afecto es diferente de unos niños a otros (y también entre los adultos). Unos leen el afecto más como pasar tiempo con ellos, especialmente tiempo de calidad, otros como contacto físico (abrazos, besos, estrujarles), otros con las palabras (decirles que les quieres, darles ánimo, reconocerles las cosas que hacen, etc.), etc. Ten esto en cuenta y ve probando a ver qué notas que le agrada/llena más.

        Y no olvides, las claves son el control de vuestras emociones (en el sentido de intentar no dejaros llevar por la ira frente a él), sensibilidad, ayudarle a entender sus estados emocionales y firmeza cuando consideráis que algo debe de ser de una determinada manera. Por cierto, imagino que lo estaréis haciendo, pero ayuda mucho, en estos casos, el plantemiento de darle a elegir entre dos opciones, como si no hubiera más. Ej. En vez de preguntar: “¿vienes al cuarto a que te vista?”, o en vez de ordenarlo (esta opción es peor): “Ven al cuarto a que te vista”, puedes preguntarle: “Voy a vestirte, ¿vienes al cuarto solito o te llevo en brazos?” Lo normal es que diga: “solito”. Pero si no te contesta o se pone de morros en el sofá, le dices: “Ya veo que quieres que te lleve en brazos”, y lo coges sin dudarlo. Casi seguro te dirá: “¡No!! ¡Solito!, ¡Solito!”, y entonces los dejas en el suelo para que vaya solito. Aprovechas para animarle con expresiones como “¡muy bien campeón!, ¡qué rápido has ido!” O cualquier otra cosa por el estilo. (Si no te dice lo de «Solito» y se pone a llorar, continúas llevándolo en brazos, y le explicas que como no ha venido solito has tenido que traerlo tú, con firmeza en cuanto a la actitud pero naturalidad al hablar, sin sofocarte)

        Bueno, Ángeles, espero haberte sido de ayuda.

        Un saludo.

        Jonathan Secanella

  1. Sonia

    Tengo un niño de 8 años que jamás paso ppr rabietas…. Y uno que va a cumplir 2 dentro de poco… Apelar de ser un niño bueno tiene muchísimo carácter y he intentado no concederle todos los caprichos…. Es además un niño que reclama contacto casi constante… Hasta ahí nada todo me parece normal el problema viene porque hará unas dos semanas empezó a cogerse unos enfados monumentales por cualquier cosa y ahora a la mínima cosa que quiere(( ya sea un juguete o que lo coja en brazos)) que no consigue se tira al suelo grita tira todo lo que tiene en la mano o cerca que puede coger…. Bueno…..hay veces que lo tengo en brazos y no quiere que me siente sino que este de pie… Y en el momento en que hago el simple gesto de sentarme empieza la rabieta!!! Me empuja la mano hace un sinfín de cosas y si me siento…explota!!! Sinceramente no se que hacer para de alguna manera controlar este comportamiento y evitar que vaya a peor((estoy separada y me da pánico que este comportamiento vaya a peor y que utilice las rabietas como método para manipularme y conseguir cosas más adrlante)) se que no es bueno dejarlo llorar sin más(( además aveces he intentado no hacerle caso y la gente en la calle me mira como diciendo que bruta!!))pero tampoco le hago ningún bien dejando que crea que eso es lo correcto… Como actúa ante esa situación???

    1. Jonathan Secanella

      Hola Sonia,

      En primer lugar pedirte disculpas por el retraso en contestar, estas fechas navideña son complicadas y prácticamente no aparezco por la web.

      Espero que en estas semanas que han pasado la situación haya cambiado, no me extrañaría. Te doy mi opinión. Lo que estás viviendo con tu hijo pequeño es algo muy normal de su edad, está viviendo sus primeras rabietas. Lo que me parece percibir es una preocupación excesiva por tu parte, quizá porque te mal acostumbró el primero, eso nos pasa a todos, jeje.

      Mi consejo principal es que la clave, más que la “técnica” concreta que utilices, es que tú mantengas el control emocional. ¿Qué quiero decir?, pues que tu hijo no sea el que marque las directrices emocionales, que cuando pille una rabieta tú te alteres, te frustres, te angusties, enfades o cualquier otra reacción de este tipo. Si logras esto tienes un 75% del éxito conseguido. Los niños necesitan que los padres mantengamos el control emocional de la familia manteniendo el nuestro propio, pero cuando ellos “toman las riendas” (o sea, que cuando explotan emocionalmente los padres nos dejamos llevar y salimos de nuestra estabilidad), no les cubrimos en cuanto a la necesidad de seguridad y raigambre emocional que necesitan para sentirse bien.

      Obviamente que no es fácil, pero ayudan algunas cosas como reflexionar sobre cuáles son los miedos (que casi siempre lo hay) que alimentan a nuestro lobo interior que hace que nos desestabilicemos. Estos pueden ser muy diferentes, como el miedo a perder la autoridad como padre/madre, el miedo a no “dar la talla” como padre/madre, el miedo a que no vamos a ser capaces de tomar el control, miedo a que esta etapa se prolongue y prolongue, el miedo a que nos manipule y un largo etc. Tú has comentado alguno como el miedo a que no puedas controlarlo y que vaya a peor, e incluso que lo utilice para manipular jugando a dos bandas con los padres separados. Esto ya es un primer paso, el reconocimiento de ese miedo, me refiero. El segundo es que reflexiones fríamente sobre esos miedos, e incluso que lo comentes con personas de confianza (y un mínimo criterio, claro) y que te den su visión sobre si ese miedo es real o tiene tanta importancia como le das. Seguramente empezarás a verlos de un modo más racional y moderado, y la reducción de ese miedo te ayudará a llevar mejor el tema de las rabietas.

      También te ayudará el disociarte emocionalmente de la situación. O sea, cuando tu hijo entre en rabieta activar un diálogo interno en que te digas que es normal, que es síntoma de que tu hijo está creciendo, que esa etapa pasará, y verlo a él como un niño “secuestrado” por unas emociones que están surgiendo y aún no sabe manejar, y de las que espera que su madre le rescate. Ese rescate se da manteniéndote controlada emocionalmente (no quiero decir impasible, sin expresar emociones, pero sí sin dejarte llevar por la angustia, frustración, enfado, etc., como ya he dicho), no dándole lo que quiere si consideras que no debes hacerlo, acompañándole en su momento de ira y frustración y dialogando con él nada más se calme.

      Como un apunte práctico, yo no te recomendaría que le cojas en brazos cuando entre en rabieta sino que estés a su lado. Tú le demuestras que estás acompañándole pero queda la “pelota en su tejado”, la de calmarse al ritmo que desee. Si lo coges y el decide que tienes que estar de pie ahora te toca mover ficha a ti si no quieres que empeore la rabieta (en el sentido que te pone en la tesitura de elegir entre sentarte y que aumente la intensidad o tener que quedarte de pie). No sé si me explico con esto último. Es un detalle práctico que te puede ayudar.

      Una última cosa es que pienses si puedes evitar alguna de esas rabietas. Quizá puedes evitar pasar por esa parte del supermercado donde están los dulces que sabes que va a pedir o darle a elegir con qué plato, cuchara y vaso quiere comer (entre dos opciones de cada), etc.

      Bueno, Sonia, espero haberte ayudado con estos comentarios. Pero sobre todo que cuando lo leas ya esté todo más tranquilo.

      Un saludo.

      Jonathan Secanella

  2. Maria jose

    Primero me gustaría felicitate por el articulo, me ha parecido muy interesante.
    Tengo don niños mellizos de 32 meses. Tienen unas rutinas muy marcadas por los horarios de sueño, comida, baño, etc. Tanto el padre como yo hablamos mucho con ellos e intentamos razonar los limites que le marcamos. En muchas ocasiones esto funciona muy bien, ellos entienden los limites y no ponen mucha resistencia pero en otras ocasiones se crea el caos. Es en estos casos en los que me encuentro en la situación de que les riño porque han hecho algo que no esta bien y la respuesta de ellos es empezar a reírse a carcajada limpia. Esto me crea muchísima frustración ya que con el padre no tienen este comportamiento, a él le tienen muchísimo mas respeto. Para mi la solución fácil sería amenazarlos con la típica frase «cuando venga tu padre…» pero siento que si lo hago así ellos no van a aprender nunca a respetarme. La verdad es que me siento muy perdida y no se como podría actuar ya que lo que mas miedo me da es pensar que esto vaya a mas y llegue un momento en el que, por no haber sabido revertir esta situación, sea incontrolable. Espero que puedan darme algún consejo o idea al respecto. Saludos

    1. Jonathan Secanella

      Hola Mª José, gracias en primer lugar por tus palabras de reconocimiento.

      Sobre tu preocupación, en primer lugar querría tranquilizarte. Esta etapa es una etapa que pasa y un día la recordarás con simpatía. El no preocuparte demasiado es clave para que puedas actuar con naturalidad.

      Es difícil conocer vuestra situación a la distancia. De todos modos, nunca hay que olvidar algunos principios básicos que son intocables, como que en las pautas educativas estéis de acuerdo los dos padres así como que no os quitéis la autoridad el uno al otro frente a los niños.

      Suponiendo que esto lo tengáis claro, algunas cosas más que te querría comentar. A veces ocurre que los padres nos excedemos con la rigidez de las normas, rutinas y limitaciones que les imponemos y puntualmente nos podemos encontrar con un efecto rebote. En este caso se suele dar con la figura que más tiempo pasa con ellos (no sé si eres tú la que estás más tiempo con ellos). Ten en cuenta esta posibilidad.

      A veces ocurre que nos metemos en “batallas” con ellos que podríamos evitar. Ej. evita pasar por delante de la heladería al volver del colegio si siempre te montan la rabieta en la puerta, o si han dormido poco la siesta y sabes que a las 19:00 horas ya están que se rebotan a la mínima por el puro cansancio pues evita ser muy rígida en estos momentos, flexibiliza un poco más y déjales hacer algo que no sueles dejarles hacer en esos momentos. No sé si me explico.

      De todos modos es importante que ellos comprendan que lo que han hecho no está bien, especialmente lo de reírse cuando mamá o papá les dicen algo. Y también que estáis enfadados, si es el caso. Por ello hay que hacer un esfuerzo para explicarles lo que está mal y cómo se deberían hacerlas cosas adaptándose lo más posible a su nivel. Si es necesario puedes apartarlos un poquito para que piensen en ello y luego comentar sobre lo que han pensado. Y claro, si son gemelos, te será más útil abordarlos por separado.

      Mª José, sólo son dos o tres consejos así por encima, pero no es fácil sin conocer más tu situación. Espero que te ayuden. Si quieres hablar más a fondo sobre el tema no dudes en enviarme un email explicándome más, estaré encantado de ayudarte en lo que esté en mi mano.

      Un saludo.

  3. Dirdan

    Hola,

    Tengo una niña de 3 años y medio, con la cuál ya hemos pasado por dos etapas de rabietas, una a los dos y medio, coincidiendo con su salida de una hospitalización, y otra justo al cumplir los 3.
    La verdad es que me agobié tambien en las otras dos etapas y pasaron, tambien tengo que decir que no son violentas con los demás, no se lastima ella y tampoco se tira al suelo a patalear. Chilla, grita, se niega a obedecer y patalea de pie. Pero en esas épocas todos los días tiene alguna rabieta, en cada etapa por alguna cosa concreta.
    Hasta este septiembre había estado en guardería y ahora va a la escuela, donde tambien desayuna (en la guarde también lo hacía). Desde mediados de septiembre, quitando algún día puntual, no ha tenido problemas en entrar, desayunar ni nada, pero hace una semana empezó a no desayunar, luego a entrar llorando, después a ir llorando desde casa, y ya hoy nada más levantarse se ha negado a hacer pis, vestirse, ir a la escuela… Ha acabado vistiéndose a regañadientes, pero llorando y ha ido así hasta la escuela. Se ha quedado gritando, y me han dicho que lleva mal toda la semana pasada.
    Según ella, no quiere que me marche, que se quiere quedar conmigo, pero sabe que me tengo que ir a trabajar, y no ha tenido problemas en todo lo que llevamos de curso, y la situación sigue siendo la misma.
    Este fin de semana que hemos tenido que ir a casa de sus abuelos, no ´quería volver a casa, sino dormir allí, pero con el comportamiento que había tenido durante toda la semana ya le dijimos que no era posible.
    Hemos creado una tabla de recompensas con la que empezaremos hoy, y si se porta bien yendo a la escuela y desayunando, más veces que mal, el viernes sí que se puede quedar con los abuelos. Se lo hemos explicado y nos dice que no quiere la tabla y que entonces no quiere quedarse con los abuelos.
    Estoy desesperada, no puedo ceder porque no tenemos otra opción que dejarla allí por las mañanas, nunca le ha causado problemas estar, cada día las rabietas son desde antes y peores. Hemos intentado dialogar, explicarle las cosas, darle mimos, hablar con ella, quitarle privilegios, hemos perdido los nervios y le hemos gritado… Y nada, ni por las buenas, ni por las malas, ni por las regulares.

    ¿Algún consejo?

    Muchas gracias de antemano.

    Un saludo.

    1. Dirdan

      Se me ha olvidado comentar que luego sale muy contenta de clase, así que no creo que el problema venga de allí.

    2. Jonathan Secanella

      Hola Dirdan,

      Te pido mil disculpas porque hemos tenido parada la web desde hace un par de años. Hoy, por causalidad he entrado y he visto varios comentarios pendientes de aprobar, y lógicammente sin contestar, como el tuyo. Espero que todo se haya solucionado (los niños pasan por etapas, a veces dependiendo de la situación familiar, y lo que comentas no es nada fuera de lo normal). Si la situación persiste o ha cambiado en otra dirección comentalo, estaré atento a los comentarios y te contestaré gustosamente.
      Un saludo.

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